Perspectivas
lunes, 26 de mayo de 2014
domingo, 25 de mayo de 2014
La final de la Copa de Europa y las elecciones europeas.
LA FINAL
Ayer vi la final entre el Real Madrid y el Atlético en Lisboa. Me senté en el salón de mi casa y observé.
La previa.
Un partido lleno de símbolos, dos equipos de nuestro país, en
Lisboa precisamente, jugadores portugueses, el astro local Ronaldo, jugadores
lesionados que juegan, entrenador veterano del Madrid, entrenador motivador del
Atlético, los Reyes, el presidente del gobierno, el anterior presidente Aznar,
su mujer Botella alcaldesa de la ciudad donde juegan los dos equipos, la
posible décima, la posible primera, el pupas, David y Goliat, el posible
doblete continental, Casillas contra Courtois, Del Bosque en la grada con un
mundial en ciernes que puede ser muy cruel...
El planteamiento.
Es muy fácil elucubrar a toro pasado
como lo hacen los economistas. Mi impresión cuando vi las alineaciones fue de
sorpresa, al ver a Khedira. Luego se retiró Diego Costa enseguida y llegué a la
conclusión de que poner a ese jugador y enviarlo a Yugoslavia había sido un
ardid de Simeone, para condicionar la alineación del Madrid y creo que le
funcionó, que por eso estaba Khedira y por eso el Madrid en la primera parte no
funcionaba.
Mi impresión era que el Atlético llegaba saciado con su éxito
liguero, preocupado porque si perdía no acabaría con buen sabor de boca la
temporada, asustado porque el Madrid estaría terriblemente hambriento e iría a
por todas, inseguro porque sus últimos partidos de Liga no fueron buenos, salvo
un poco ante el Barcelona, y desbordado por la propia dinámica generada por su
entrenador.
El primer tiempo.
Cuando vi el gol del Atlético pusieron la reacción de los
jugadores atléticos y del Presidente del Atlético, en general, muy contenida,
como si todos fueran conscientes de que no tenía sentido alegrarse mucho,
porque al final, el tema se iría para el otro lado. Fue una sensación muy
clara. La he visto otras veces, cuando el equipo más débil marca el primer gol en
casa del más fuerte al inicio del partido.
Sin embargo yo pensaba que tras ganar la liga, tras aguantarle a
Madrid y Barcelona en muchos partidos, el Atlético se lo tendría que haber creído
un poco más y que tenía que haber algo más por detrás para que se lo tomaran así.
El segundo tiempo.
En el segundo tiempo el Madrid impuso el físico y el talento.
Sobre todo con los cambios, cuando se puso sobre el campo el equipo natural que
tendría que haber salido de inicio. Ahí se puso de relieve el verdadero
problema que tenía Simeone: dos de sus estrellas fuera de combate, un equipo exprimido
al máximo, con pocas rotaciones en la liga, plantilla muy corta, reservas de
poca garantía, presupuesto intermedio, deuda acumulada que impide reforzar la
plantilla, agotamiento mental por una liga interminable donde siempre tuvo detrás
el aliento de los grandes y que ganaron más por deméritos ajenos que por méritos
propios en la recta final.
Yo creo que el entrenador era consciente de ello, y por eso sací a
Costa al principio, y con eso retrasó todo el primer tiempo y parte del segundo,
que el Madrid sacara todo lo que tenía. Y tuvo suerte, con ese gol raro del
primer tiempo, porque retrasó tanto el despliegue del Madrid, que a este empezó
a dominarle la angustia, y conforme se acercaba el final, con el cansancio y
con la tensión, vino la precipitación y el Madrid pudo perder la final.
Mi impresión es que el Atlético de Madrid y su entrenador
plantearon el asunto de la única forma en que podían hacerlo con los mimbres
que tenían y solo por un milagro final no lo consiguieron. Un milagro y un
fallo, porque en mi opinión hay que poner un defensa en cada palo para sacar
esos balones que van a donde el portero no puede llegar.
La prorroga.
Marcado el gol y jugados los primeros compases se pudo ver el
hundimiento físico del Atlético, propiciado además, porque ya no tenían la energía
extra de acariciar la victoria. Ahí entraba la segunda carta de Simeone, los penaltis.
Se trataba de aguantar simplemente. Un equipo con una defensa solida y con buenos
números y un portero de garantías les daba
una posibilidad.
Luego, un portero con fama creciente, grande e intimidador, les daría
una oportunidad, por mucho que estuviera Casillas en la otra portería. El gol
de Bale en un escorzo casi imposible cerro esta posibilidad también, y remató
la final. El gol de Marcelo ratificó y puso de relieve que el Atlético ya se había
ido a la caseta.
Y para los que queríamos haber visto la tensión de los penaltis,
el partido nos brindó un bonito lance final, como si los goles del Madrid en la
prorroga hubieran sido un sueño, y distraídos un momento, nos reincorporáramos
a la tanda de penaltis, y así vimos al titán Cristiano tirando, y al portero lanzándose
al lado equivocado, que si se lanza al bueno lo para.
Llegado a este punto hube de ir a cenar, y no pude ver la escenificación
posterior, ni al parecer los formidables cantos de la afición del atlético de
Madrid.
Impresión final.
Este era un partido que merecían haber ganado los dos y que no podían
haber ganado los dos. Aquí no es como en el Tour de Francia, que los dos más
fuertes pueden entrar abrazados. Sólo uno puede ganar y en cierto modo la
ganaron los dos: El atlético estuvo lo más cerca que se puede estar de ganarla
y el Madrid estuvo lo más cerca que se puede estar de perderla.
Lo que viene.
La gran pregunta que hay que hacerse ahora tiene que ver con la próxima
liga y tiene que ver con si será capaz el entrenador del Atlético de Madrid, de
volver a poner a su equipo entre los grandes.
Sin dinero tendría que tirar de la cantera y eso no se improvisa. Parte
de esa plantilla se irá, esta mayor, o está muy tocada y si es corta y vuelve a
exprimirla el año que viene, se desfondará a media liga. Todo un reto.
Lo mejor.
Quizá lo mejor ha sido ver al Madrid liberado del estilo zafio, y
matonil de Mourinho, y recuperando un poco la clase y el saber estar, salvo su
Presidente, aunque humanamente podamos entender su reacción en el palco.
Un equipo muy descompensado, que en mi opinión ha ganado esta
copa, porque los demás equipos en liza no estuvieron a la altura de sus
posibilidades, pero también un equipo que tiene algo especial, que no se rindió
cuando rendirse era lo fácil, y que combinando estilos tan distintos como el
argentino, el gales, el alemán, el español, el portugués, el francés, el croata
y el brasileño, es decir, una pequeña selección mundial, más un técnico
italiano, logro ese pequeño milagro de vencer en todos los partidos y llevarse
otra copa de Europa más.
En resumidas cuentas.
Un espectáculo coral importante, a la altura de los mejores, con
ribetes de tragedia griega y que los aficionados de uno y otro equipo habrán
vivido con intensidad sin igual.
LAS ELECCIONES
En esa final vimos al Presidente del Gobierno, conteniendo su alegría
con los goles del Madrid, para no perder ningún voto.
Hoy tenemos que votar en España. En otros países ya lo han hecho y
habido ciertas sorpresas como Inglaterra con la ultraderecha y como Chequia con
la abstención que puede ser del 80%.
Hay dos resultados en los que tendremos que fijarnos y mucho.
Francia.
Los resultados de Francia a nivel europeo siempre son los más
importantes porque todas las cosas de fondo, empiezan en Francia. Allí derribaron
el antiguo régimen con la revolución francesa, allí contagiaron el fenómeno a
toda Europa con Napoleón, allí estaba la capital del mundo en 1900 y allí se
hizo fuerte la república, y tuvimos el mayo del 68.
Si algo grande se va a mover de fondo, lo normal es que empiece
por Francia.
España.
Por una vez en la historia moderna, España tomo la delantera con
algo, el movimiento indignado.
Ocho millones de personas tomaron parte en él, no fue suficiente,
pero el eco de su sacudida sigue ahí, latente, y los políticos han aprendido a
hacer guiños, a disimular el descaro y suficiencia con que antes se producían públicamente.
Por ejemplo juzgar a Urdangarin, frases como -en mi gobierno no quiero
imputados- o el aumento del rigor en las oposiciones, son detalles que apuntan
a un cierto saneamiento de fondo del sistema.
Sin embargo la gente se da cuenta, como pone de relieve el caso de
León, que por detrás de esa fachada, los políticos continúan actuando al
dictado de los que les mueven y continúan sirviéndose de sus cargos para el
beneficio propio o de sus círculos y esto no es admisible.
En unas elecciones al Parlamento Nacional, a veces no se puede
votar con el corazón y sí con la cabeza, porque no se puede poner a un
indocumentado de Ministro, máxime en un país como este, donde para encontrar un
técnico profesional a lo mejor hay que bajar al cuarto o quinto grado en el
mando.
Pero en unas elecciones al Parlamento Europeo, cuya eficacia real
la gente no conoce, la gente puede votar con el corazón y con las vísceras y lo
van a hacer. Por eso la cuestión es que en estas elecciones no se trata de a
quien votas, sino contra quien votas.
Yo espero un índice da abstención muy alto, esto es obvio, pero también
espero un desplome de los partidos grandes no previsto por las encuestas. Más
grande, mucho más grande.
Espero por tanto un posterior terremoto en el seno de los dos
grandes partidos españoles. Tendrán que cambiar de cabeza de cartel y además de
discurso y de prácticas.
Si no lo hacen, es posible que en las próximas elecciones generales,
una vez que los votantes hayan comprobado que se les puede tumbar, los
destrocen. En Italia ya desaparecieron la Democracia Cristiana y el Partido
Socialista.
Lo que no sé es si nuestros políticos serán lo suficientemente
inteligentes como para entender el mensaje que hoy les van a dar en las urnas.
Saludos.
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